Monday, November 20, 2006

Artículo para la Enciclopedia

Miserable y magnífico país.
Colinda al este y al oeste con las playas
de dos océanos. En medio las montañas,
densos bosques, llanuras de caliza, altiplanicies
y chozas campesinas. Al sur las selvas
y las ruinas de imponentes pirámides .
Hacia el norte se extienden plantíos y cowboys
que se esconden con muy poca fortuna en los EE.UU.
y permiten dilatarnos un poco en el comercio.

Aquí se exporta mucha marihuana, metales no ferrosos
y un café regular,
puros que llevan con orgullo el nombre de Corona
y baratijas que hacen artesanos locales.
(Nubes, debo añadir.) Se importa
lo de siempre, y, por supuesto rifles.
Si se tienen bastantes
es un poco mas fácil construir el Estado.

Aunque la historia del país es triste,
no se puede decir que sea exclusiva. Se insiste
en que el peor desastre fueron los españoles
y su exterminio despiadado de la antigua
civilización azteca. Es la versión
llana y local del trauma de la Horda Dorada.
Con una diferencia: los españoles
si les quitaron su montón de oro.

Es República hoy día. Una bandera
tricolor ondea en el palacio
presidencial. La Constitución es excelente.
El texto, con las marcas de muchos dictadores,
yace como un tesoro dentro
de la Biblioteca Nacional, a salvo tras un vidrio verde
a prueba de balas – el mismo, es de notar,
que adaptaron al Rolls Royce del Presidente.

Ese cristal es lo que nos permite
echar una mirada hacia el futuro. Para entonces la gente
aumentará sin duda. Los peones
se afanarán rítmicamente con la azada
bajo un quemante sol. Algún hombre de lentes
hojeará con tristeza a Marx en un café.
Y en la piedra una pequeña lagartija
alzando la cabeza contemplará pasiva
allá en lo azul
el vuelo de una nave espacial.

Joseph Brodsky (1971)

Friday, October 27, 2006

Calaveras



Xi makwäni:
Xi makwäni ga möhö,
Xi makwäni, ga möhö.
Ga tsoguhu ya doni ne ya thuhu,
Götho nu'ä 'bui jar ximhöi.
¡Makwäni ga möhö,
Makwäni ga möhö!

De verdad
De verdad nos vamos,
De verdad nos vamos.
Dejamos las flores y los cantos,
Todo lo que existe en la tierra.
¡De verdad nos vamos
De verdad nos vamos!


Poema nahua en lengua otomí


A Diego Rivera
Este pintor eminente
cultivador del feísmo
se murió instantáneamente
cuando se pintó a sí mismo

Tuesday, August 15, 2006

A petición del público (ustedes saben quienes son ;) ) Tres poemas, uno de agridulce amor, otro feminista, y otro más que bien podría ser un retrato de la situación actual en Israel, sólo que escrito 50 años atrás. Terrible que esta guerra no acabe nunca....

Amor Condusse Noi Ad Una Morte

Amar es una angustia, una pregunta
una suspensa y luminosa duda;
es un querer saber todo lo tuyo
y a la vez un temor de al fin saberlo.

Amar es reconstruir cuando te alejas
tus pasos, tus silencios, tus palabras,
y pretender seguir tu pensamiento
cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.

Amar es una cólera secreta
una helada y diabólica soberbia.

Amar es no dormir cuando en mi lecho
sueñas entre mis brazos que te ciñen,
y odiar el sueño, en que, bajo tu frente,
acaso en otros brazos te abandonas.

Amar es escuchar sobre tu pecho,
hasta colmar la oreja codiciosa,
el rumor de tu sangre y la marea
de tu respiración acompasada.

Amar es absorber tu joven savia
y juntar nuestras bocas en un cauce
hasta que la brisa de tu aliento
se impregnen para siempre en mis entrañas.

Amar es una envidia verde y muda,
una sutil y lúcida avaricia.

Amar es provocar el dulce instante
en que tu piel busca mi piel despierta;
saciar a un tiempo la avidez nocturna
y morir otra vez la misma muerte
provisional, desgarradora, oscura.

Amar es una sed, la de la llaga
que arde sin consumirse ni cerrarse,
y el hambre de una boca atormentada
que pide más y más y no se sacia.

Amar es una insólita lujuria
y una gula voraz, siempre desierta.

Pero amar es también cerrar los ojos,
dejar que el sueño invada nuestros cuerpo
como un río de olvido y de tinieblas,
y navegar sin rumbo, a la deriva
porque amar, es al fin, una indolencia.

Xavier Villaurrutia.

Tú me quieres blanca

Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,

Tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y levántate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.

Alfonsina Storni

La ciudad donde nací

La ciudad donde nací fue destruida por cañones.
El barco en el que emigré a Israel fue hundido luego, en
la guerra.
El granero en Hammadia donde amé se quemó.
El quiosco en Ein-Guedi fue bombardeado por manos
enemigas,
y el puente en Ismailía por donde cruzaba
ida y vuelta en mis noches de amor
lo hicieron pedazos.

Mi vida se borra tras de mí según un mapa exacto.
¿Cuánto tiempo se sostendrán los recuerdos?
A la niña de mi infancia la mataron y mi padre murió.

Por eso no me escojáis para amante o para hijo,
o transeúnte de puentes o inquilino o ciudadano.

Yehuda Amichai.

Thursday, July 20, 2006

Monólogo en la celda

Se olvidaron de mí, me dejaron aparte.
Y yo no sé quién soy
porque ninguno ha dicho mi nombre; porque nadie
me ha dado ser, mirándome.

Dentro de mí se pudre un acto, el único
que no conozco y no puedo cumplir
porque no basta a ello un par de manos.

(El otro es el espacio en que se siembra
o el aire en que se crece
o la piedra que hay que despedazar.)

Pero solo... Y el cuerpo
que quisiera nacer en el abrazo,
que precisa medir su tamaño en la lucha
y desatar sus nudos
en un hijo, en la muerte compartida.

Pero solo... Golpeo una pared,
me estrello ante una puerta que no cede,
me escondo en el rincón
donde teje sus redes la locura.

¿Quién me ha encerrado aquí? ¿Dónde se fueron todos?
¿Por qué no viene alguno a rescatarme?
Hace frío. Tengo hambre. Y ya casi no veo
de oscuridad y lágrimas.

Rosario Castellanos

Jornada de la soltera

Da vergüenza estar sola. EI día entero
arde un rubor terrible en su mejilla.
(Pero la otra mejilla esta eclipsada.)

La soltera se afana en quehacer de ceniza,
en labores sin, mérito y sin fruto;
y a la hora en que los deudos se congregan
alrededor del fuego, del relato;
se escucha el alarido
de una mujer que grita en un páramo
inmenso en el que cada peña, cada tronco
carcomido de incendios, cada rama
retorcida es un juez. .
o es un testigo sin misericordia.


De noche la soltera
se tiende sobre el lecho de agonía. ­
Brota un sudor de angustia a humedecer las sabanas
y el vacío se puebla
de diálogos y hombres inventados.

Y la soltera aguarda, aguarda, aguarda.

Y no puede nacer en su hijo, en sus entrañas,
y no puede morir ­
en su cuerpo remoto, inexplorado,
planeta que el astrónomo calcula,
que existe aunque no ha visto.

Asomada a un cristal opaco la soltera
-astro extinguido-- pinta con un lápiz
en sus labios la sangre que no tiene.
Y sonríe ante un amanecer sin nadie.

Rosario Castellanos.

Friday, July 14, 2006

Circe

Mi patria está en tus ojos, mi deber en tus labios.
Pídeme lo que quieras menos que te abandone.
Si naufragué en tus playas, si tendido en tu arena
soy un cerdo feliz, soy tuyo, más no importa.
Soy de este que eres, mi solar está en ti.
No quiero otra corona que el laurel de tus brazos.

Gabriel Zaid

Prueba de Arquímedes

Si te hundiera en una tina,
vería el volumen que desplazas.
Si te colgara de un pie,
hasta que punto eres un bulto.

Estoy perplejo porque eres.
Porque eres eso y más que eso.
¿Acabaré de entenderte?
Te muerdo y sólo te desprendo un grito.
Te aprieto y vuelas en una carcajada.
¿Dónde está el alma, dicen los cirujanos?
¿Quién eres tú, digo yo?

Me fui de bruces por el brocal de tus ojos.
No tenían fondo.

Gabriel Zaid

Alabando su manera de hacerlo

¡Qué bien se hace contigo, vida mía!
Muchas mujeres lo hacen bien
pero ninguna como tú.

La Sulamita, en la gloria,
se asoma a verte hacerlo.

Y yo le digo que no,
que nos deje, que ya lo escribiré.

Pero si lo escribiese
te volverías legendaria.

Y ni creo en la poesía autobiográfica
ni me conviene hacerte propaganda

Gabriel Zaid

Tuesday, July 11, 2006

Espantapájaros

No sé, me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductible
- no les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa. ¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos?
¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres... ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. ¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo! Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre?
¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando.

Oliverio Girondo

Saturday, July 01, 2006

Poesía medieval Irlandesa

Islandia e Irlanda (en menor medida también el País de Gales), vieron florecer las primeras y más ricas literaturas europeas no escritas en latín. Las cortes medievales de Gales e Irlanda, llegaron a apreciar intensamente el trabajo poético y los poetas “bardos” se erigieron en un gremio altamente especializado y rodeado de privilegios. En Islandia por su parte, la primitiva Republica Islandesa convirtió en un pasatiempo nacional la recitación de historias familiares (en islandés, sagas) y de poemas mitológicos o heroicos.

En Irlanda hacia el siglo décimo, los bardos se educaban en escuelas especializadas (escuelas bárdicas) en las cuales se les enseñaba a conocer y dominar las figuras retóricas, los tropos, los metros y esquemas de acentuación y sobre todo a memorizar numerosos poemas de grandes autores o anónimos provenientes de la tradición mitológica.

Los poetas graduados podían pertenecer a doce grados o clases diferentes, según el número de poemas que eran capaces de recitar y el rey tenía la facultad de nombrar a un “poeta mayor de Irlanda”, con el cual compartía algunos privilegios simbólicos.

Hacía el siglo catorce o quince, la poesía bárdica comenzó a decaer y hacía el siglo dieciséis era ya tan sólo una reliquia del pasado.

Los idiomas mismos en que esta poesía fue escrita comenzaron a decaer y ceder ante el empuje del inglés, lengua de los invasores anglosajones que comenzó a generalizarse en Gran Bretaña e Irlanda hacía el siglo quince. Actualmente el idioma Irlandés o gaélico es hablado tan sólo por unos pocos de miles de campesinos costeños, mientras que el resto de la nación habla predominantemente el inglés. Por su parte en Gales, el número de hablantes de galés no es tan reducido y el idioma sigue mostrando cierta vitalidad.

Maltrecho mundo

Dermont, derrotado por los partidarios de san Columbano, pide al vidente Beg mac que le anuncie su futuro. Beg le contesta con estos versos:

MALAS cosas al mundo se aproximan:
los hombres serán siervos y libres las mujeres;
pocas bellotas, bosques endebles, malas flores;
grandes vientos, un húmedo verano, trigo verde;
mucho ganado, pero leche escasa;
gravosa gente en todos los países.
Cerdos delgados y perversos jefes;
se verán mala fe y crónicas matanzas:
será un mundo agostado, lleno de tumbas.


Anónimo (Siglo XII, Irlanda)

Saturday, June 24, 2006

Me desordeno, amor, me desordeno

Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada,
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada,
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mal promesa de veneno,

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

Carilda Oliver Labra (1946, Cuba)

Trueque

Me das tu cuerpo patria y yo te doy mi río
tú noches de aroma / yo mis viejos acechos
tú sangre de tus labios / yo manos de alfarero
tú el césped de tu vértice / yo mi pobre ciprés

Me das tu corazón ese verdugo
y yo te doy mi calma esa mentira
tú el vuelo de tus ojos / yo mi raíz al sol
tú la piel de tu tacto / yo mi tacto en tu piel

me das tu amanecida y yo te doy mi ángelus
tú me abres tus enigmas / yo te encierro en mi azar
me expulsas de tu olvido / yo nunca te he olvidado
te vas te vas te vienes / me voy me voy te espero


Mario Benedetti

Sunday, June 18, 2006

Cinismo

Ayer
También
Tengo
Ganas
De
Emborracharme

Efraín Huerta

Salvajez

Todos
Los lunes
Descubro
Que llegué
Muy Tarde
A mi
Fin
De
Semana

Efraín Huerta

Sunday, June 11, 2006

La caja negra

Quién encontrará la caja negra de nuestras vidas
entre el desdichado escombro humeante
quién la levantará moviéndola afuera suavemente y luego
quién hurgará en ella solemnemente
para analizar las causas de nuestra tragedia

Empero aun si ello se lleva a cabo cuál es el beneficio
puesto que lo que se sabía que sería llegó a ser
puesto que pálidos buscamos los destrozados
mosaicos de nuestra juventud
y ahora conocemos a nadie
y ahora pedimos nada

Si mejor que la caja negra
de nuestras vidas nunca sea encontrada
mejor que se descomponga lejos en algún lado en los campos
hasta que se halle bien cubierta
y todo lo que quede sea un
montículo en el suelo.


Dimitris Houliarakis (Grecia, 1957)