Tuesday, August 15, 2006

A petición del público (ustedes saben quienes son ;) ) Tres poemas, uno de agridulce amor, otro feminista, y otro más que bien podría ser un retrato de la situación actual en Israel, sólo que escrito 50 años atrás. Terrible que esta guerra no acabe nunca....

Amor Condusse Noi Ad Una Morte

Amar es una angustia, una pregunta
una suspensa y luminosa duda;
es un querer saber todo lo tuyo
y a la vez un temor de al fin saberlo.

Amar es reconstruir cuando te alejas
tus pasos, tus silencios, tus palabras,
y pretender seguir tu pensamiento
cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.

Amar es una cólera secreta
una helada y diabólica soberbia.

Amar es no dormir cuando en mi lecho
sueñas entre mis brazos que te ciñen,
y odiar el sueño, en que, bajo tu frente,
acaso en otros brazos te abandonas.

Amar es escuchar sobre tu pecho,
hasta colmar la oreja codiciosa,
el rumor de tu sangre y la marea
de tu respiración acompasada.

Amar es absorber tu joven savia
y juntar nuestras bocas en un cauce
hasta que la brisa de tu aliento
se impregnen para siempre en mis entrañas.

Amar es una envidia verde y muda,
una sutil y lúcida avaricia.

Amar es provocar el dulce instante
en que tu piel busca mi piel despierta;
saciar a un tiempo la avidez nocturna
y morir otra vez la misma muerte
provisional, desgarradora, oscura.

Amar es una sed, la de la llaga
que arde sin consumirse ni cerrarse,
y el hambre de una boca atormentada
que pide más y más y no se sacia.

Amar es una insólita lujuria
y una gula voraz, siempre desierta.

Pero amar es también cerrar los ojos,
dejar que el sueño invada nuestros cuerpo
como un río de olvido y de tinieblas,
y navegar sin rumbo, a la deriva
porque amar, es al fin, una indolencia.

Xavier Villaurrutia.

Tú me quieres blanca

Tú me quieres alba,
Me quieres de espumas,
Me quieres de nácar.
Que sea azucena
Sobre todas, casta.
De perfume tenue.
Corola cerrada

Ni un rayo de luna
Filtrado me haya.
Ni una margarita
Se diga mi hermana.
Tú me quieres nívea,
Tú me quieres blanca,

Tú me quieres alba.
Tú que hubiste todas
Las copas a mano,
De frutos y mieles
Los labios morados.
Tú que en el banquete
Cubierto de pámpanos
Dejaste las carnes
Festejando a Baco.
Tú que en los jardines
Negros del Engaño
Vestido de rojo
Corriste al Estrago.

Tú que el esqueleto
Conservas intacto
No sé todavía
Por cuáles milagros,
Me pretendes blanca
(Dios te lo perdone),
Me pretendes casta
(Dios te lo perdone),
¡Me pretendes alba!

Huye hacia los bosques,
Vete a la montaña;
Límpiate la boca;
Vive en las cabañas;
Toca con las manos
La tierra mojada;
Alimenta el cuerpo
Con raíz amarga;
Bebe de las rocas;
Duerme sobre escarcha;
Renueva tejidos
Con salitre y agua;
Habla con los pájaros
Y levántate al alba.
Y cuando las carnes
Te sean tornadas,
Y cuando hayas puesto
En ellas el alma
Que por las alcobas
Se quedó enredada,
Entonces, buen hombre,
Preténdeme blanca,
Preténdeme nívea,
Preténdeme casta.

Alfonsina Storni

La ciudad donde nací

La ciudad donde nací fue destruida por cañones.
El barco en el que emigré a Israel fue hundido luego, en
la guerra.
El granero en Hammadia donde amé se quemó.
El quiosco en Ein-Guedi fue bombardeado por manos
enemigas,
y el puente en Ismailía por donde cruzaba
ida y vuelta en mis noches de amor
lo hicieron pedazos.

Mi vida se borra tras de mí según un mapa exacto.
¿Cuánto tiempo se sostendrán los recuerdos?
A la niña de mi infancia la mataron y mi padre murió.

Por eso no me escojáis para amante o para hijo,
o transeúnte de puentes o inquilino o ciudadano.

Yehuda Amichai.