Thursday, April 16, 2009

Walking around

Sucede que me canso de ser hombre.
Sucede que entro en las sastrerías y en los cines
marchito, impenetrable, como un cisne de fieltro
navegando en un agua de origen y ceniza.

El olor de las peluquerías me hace llorar a gritos.
Sólo quiero un descanso de piedras o de lana,
sólo quiero no ver establecimientos ni jardines,
ni mercaderías, ni anteojos, ni ascensores.

Sucede que me canso de mis pies y mis uñas
y mi pelo y mi sombra.
Sucede que me canso de ser hombre.

Sin embargo sería delicioso
asustar a un notario con un lirio cortado
o dar muerte a una monja con un golpe de oreja.
Sería bello
ir por las calles con un cuchillo verde
y dando gritos hasta morir de frío.

No quiero seguir siendo raíz en las tinieblas,
vacilante, extendido, tiritando de sueño,
hacia abajo, en las tapias mojadas de la tierra,
absorbiendo y pensando, comiendo cada día.

No quiero para mí tantas desgracias.
No quiero continuar de raíz y de tumba,
de subterráneo solo, de bodega con muertos
ateridos, muriéndose de pena

Por eso el día lunes arde como el petróleo
cuando me ve llegar con mi cara de cárcel,
y aulla en su transcurso como una rueda herida,
y da pasos de sangre caliente hacia la noche.

Y me empuja a ciertos rincones, a ciertas casas húmedas,
a hospitales donde los huesos salen por la ventana,
a ciertas zapaterías con olor a vinagre,
a calles espantosas como grietas.

Hay pájaros de color azufre y horribles intestinos
colgando de las puertas de las casas que odio,
hay dentaduras olvidadas en una cafetera,
hay espejos
que debieran haber llorado de verguenza y espanto,
hay paraguas en todas partes, y venenos, y ombligos.

Yo paseo con calma, con ojos, con zapatos,
con furia, con olvido,
paso, cruzo oficinas y tiendas de ortopedia,
y patios donde hay ropas colgadas de un alambre:
calzoncillos, toallas y camisas
que lloran lentas lágrimas sucias.

Pablo Neruda

Sunday, October 26, 2008

Calavera

“Era una preciosa güera,
que en este mundo hizo raya,
gusto de ponerse falla,
capota y hasta montera;
y sobre su calavera
hoy luce su añeja moda;
al andar menease toda
como un bergantín velero,
y ¡ay! Vales, con ese cuero,
ni el frío, creo, nos incomoda”

José Guadalupe Posada

Wednesday, July 16, 2008

The translation of one of my favorite love poems for a couple of friends in sl (they know who they are *winks*)

The Lovers


The lovers say nothing.
Love is the finest of the silences,
the one that trembles most and is hardest to bear.
The lovers are looking for something.
The lovers are the ones who abandon,
the ones who change, who forget.
Their hearts tell them that they will never find.
They don't find, they're looking.
The lovers wander around like crazy people
because they're alone, alone,
surrendering, giving themselves to each moment,
crying because they don't save love.
They worry about love. The lovers
live for the day, it's the best they can do, it's all they know.
They're going away all the time,
all the time, going somewhere else.
They hope,
not for anything in particular, they just hope.
They know that whatever it is they will not find it.
Love is the perpetual deferment,
always the next step, the other, the other.
The lovers are the insatiable ones,
the ones who must always, fortunately, be alone.
The lovers are the serpent in the story.
They have snakes instead of arms.
The veins in their necks swell
like snakes too, suffocating them.
The lovers can't sleep
because if they do the worms eat them.
They open their eyes in the dark
and terror falls into them.
They find scorpions under the sheet
and their bed floats as though on a lake.
The lovers are crazy, only crazy
with no God and no devil.
The lovers come out of their caves
trembling, starving,
chasing phantoms
They laugh at those who know all about it,
who love forever, truly,
at those who believe in love as an inexhaustible lamp.
The lovers play at picking up water,
tattooing smoke, at staying where they are.
They play the long sad game of love.
None of them will give up.
The lovers are ashamed to reach any agreement.
Empty, but empty from one rib to another,
death ferments them behind the eyes,
and on they go, they weep toward morning
in the trains, and the roosters wake into sorrow.
Sometimes a scent of newborn earth reaches them,
of women sleeping with a hand on their sex, contented,
of gentle streams, and kitchens.
The lovers start singing between their lips
a song that is not learned.
And they go on crying, crying
for beautiful life.
Poem by Jaime Sabines . Translated by WS Merwin

Saturday, February 16, 2008

Un clásico de Sabines a propósito del 14 de Febrero

Los amorosos



Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino,
el más tembloroso, el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.
Les preocupa el amor. Los amorosos
viven al día, no pueden hacer más, no saben.
Siempre se están yendo,
siempre, hacia alguna parte.
Esperan, no esperan nada, pero esperan.
Saben que nunca han de encontrar.
El amor es la prórroga perpetua,
siempre el paso siguiente, el otro, el otro.
Los amorosos son los insaciables,
los que siempre "¡qué bueno!" han de estar solos.


Los amorosos son la hidra del cuento.
Tienen serpientes en lugar de brazos.
Las venas del cuello se les hinchan
también como serpientes para asfixiarlos.
Los amorosos no pueden dormir
porque si se duermen se los comen los gusanos.


En la obscuridad abren los ojos
y les cae en ellos el espanto.


Encuentran alacranes bajo la sábana
y su cama flota como sobre un lago.


Los amorosos son locos, sólo locos,
sin Dios y sin diablo.


Los amorosos salen de sus cuevas
temblorosos, hambrientos,
a cazar fantasmas.
Se ríen de las gentes que lo saben todo,
de las que aman a perpetuidad, verídicamente,
de las que creen en el amor como en una lámpara de inagotable aceite.


Los amorosos juegan a coger el agua,
a tatuar el humo, a no irse.
Juegan el largo, el triste juego del amor.
Nadie ha de resignarse.
Dicen que nadie ha de resignarse.
Los amorosos se avergüenzan de toda conformación.


Vacíos, pero vacíos de una a otra costilla,
la muerte les fermenta detrás de los ojos,
y ellos caminan, lloran hasta la madrugada
en que trenes y gallos se despiden dolorosamente.


Les llega a veces un olor a tierra recién nacida,
a mujeres que duermen con la mano en el sexo, complacidas,
a arroyos de agua tierna y a cocinas.
Los amorosos se ponen a cantar entre labios
una canción no aprendida
Y se van llorando, llorando
la hermosa vida.

Sunday, November 25, 2007

Derrota

Yo que no he tenido nunca un oficio
que ante todo competidor me he sentido débil
que perdí los mejores títulos para la vida
que apenas llego a un sitio ya quiero irme (creyendo que mudarme es
una solución)
que he sido negado anticipadamente y escarnecido por los más aptos
que me arrimo a las paredes para no caer del todo
que soy objeto de risa para mí mismo
que creí que mi padre era eterno
que he sido humillado por profesores de literatura
que un día pregunté en qué podía ayudar y la respuesta fue una risotada
que no podré nunca formar un hogar, ni ser brillante, ni triunfar en la vida
que he sido abandonado por muchas personas porque casi no hablo
que tengo vergüenza por actos que no he cometido
que poco me ha faltado para echar a correr por la calle
que he perdido un centro que nunca tuve
que me he vuelto el hazmerreír de mucha gente por vivir en el limbo
que no encontraré nunca quién me soporte
que fui preterido en aras de personas más miserables que yo
que seguiré toda la vida así y que el año entrante seré muchas veces
más burlado en mi ridícula ambición
que estoy cansado de recibir consejos de otros más aletargados que yo
("Ud. es muy quedado, avíspese despierte")
que nunca podré viajar a la India
que he recibido favores sin dar nada a cambio
que ando por la ciudad de un lado a otro como una pluma
que me dejo llevar por los otros
que no tengo personalidad ni quiero tenerla
que todo el día tapo mi rebelión
que no me he ido a las guerrillas
que no he hecho nada por mi pueblo
que no soy de las FALN y me desespero por todas esas cosas y por otras cuya
enumeración sería interminable
que no puedo salir de mi prisión
que he sido dado de baja en todas partes por inútil
que en realidad no he podido casarme ni ir a París ni tener un día sereno
que me niego a reconocer los hechos
que siempre babeo sobre mi historia
que soy imbécil y más que imbécil de nacimiento
que perdí el hilo del discurso que se ejecutaba en mí y no he podido
encontrarlo
que no lloro cuando siento deseos de hacerlo
que llego tarde a todo
que he sido arruinado por tantas marchas y contramarchas
que ansío la inmovilidad perfecta y la prisa impecable
que no soy lo que soy ni lo que no soy
que a pesar de todo tengo un orgullo satánico aunque a ciertas horas
haya sido humilde hasta igualarme a las piedras
que he vivido quince años en el mismo círculo
que me creí predestinado para algo fuera de lo común y nada he logrado
que nunca usaré corbata
que no encuentro mi cuerpo
que he percibido por relámpagos mi falsedad y no he podido derribarme, barrer
todo y crear de mi indolencia, mi flotación, mi extravío una frescura nueva, y obstinadamente me suicido al alcance de la mano
me levantaré del suelo más ridículo todavía para seguir burlándome de los otros
y de mí hasta el día del juicio final.

Rafael Cadenas.

Monday, September 17, 2007

Se me ha perdido un hombre

Se me ha perdido un hombre.
Y lo busco por cifras y guitarras,
por hierbas y entrepisos,
en el cielo,
en la tierra,
dentro de mí.
Se me ha perdido un hombre.
Y me quedo temblando
como quien no come sino polvo,
como quien ya extravió la sombra.
Pero no,
que no,
que no me ayudan a buscarlo.,
¿A quién le importa si su mirada ha derrotado el
tiempo?
¿A quién le importa aquella piel
con ganasde la luz?
¿A quién le importan unos labios transparentesque no tuvieron hambre,
unas piernas que sólo corrían al amor?
Se me ha perdido un hombre.
Y todos ríen,
se entretienen,
sudan,
mastican
se desenvainan por las noches;
despreciativos,
inefables,
maromeros,
unánimes,
como si sólo se hubiese caído un alfiler
o la hoja más seca
del árbol del bien y del mal,
como si la muerte no hubiera entradoa destiempo
en nuestra casa.
Y yo pensando que era demasiado joven,
que reunía láminas y piedras,
pedacitos de mundo,
hierros,
cosas del mar.
Yo pensando en su grandeza
de criatura,
en cómo miraba a Venus al atardecer,
en cómo cayó en la trampa.
Yo pensando
en dónde está la mitad del cuerpo mío,
en quién va a cantar ahora para quitarme el miedo,
en las veces que no nos besamos
y en las que nos besamos,
en sus ojos coléricos frente a la injusticia,
en ese silencio con que me responde,
en la herida que nunca le cosí,
en sus manos.
Se me ha perdido un hombre.
¡Ayúdenme a buscarlo!
Pronto...
Siento frío.
Aquí no hay lámparas ni claves,
no tengo redes
ni computadoras.
no tengo flechas ni radares.
¿Dónde estás?
¿Intenta ser mi sombra el desvalido?
¿Se me ha vuelto invisible entre gusanos?

Carilda Oliver Labra

Monday, November 20, 2006

Artículo para la Enciclopedia

Miserable y magnífico país.
Colinda al este y al oeste con las playas
de dos océanos. En medio las montañas,
densos bosques, llanuras de caliza, altiplanicies
y chozas campesinas. Al sur las selvas
y las ruinas de imponentes pirámides .
Hacia el norte se extienden plantíos y cowboys
que se esconden con muy poca fortuna en los EE.UU.
y permiten dilatarnos un poco en el comercio.

Aquí se exporta mucha marihuana, metales no ferrosos
y un café regular,
puros que llevan con orgullo el nombre de Corona
y baratijas que hacen artesanos locales.
(Nubes, debo añadir.) Se importa
lo de siempre, y, por supuesto rifles.
Si se tienen bastantes
es un poco mas fácil construir el Estado.

Aunque la historia del país es triste,
no se puede decir que sea exclusiva. Se insiste
en que el peor desastre fueron los españoles
y su exterminio despiadado de la antigua
civilización azteca. Es la versión
llana y local del trauma de la Horda Dorada.
Con una diferencia: los españoles
si les quitaron su montón de oro.

Es República hoy día. Una bandera
tricolor ondea en el palacio
presidencial. La Constitución es excelente.
El texto, con las marcas de muchos dictadores,
yace como un tesoro dentro
de la Biblioteca Nacional, a salvo tras un vidrio verde
a prueba de balas – el mismo, es de notar,
que adaptaron al Rolls Royce del Presidente.

Ese cristal es lo que nos permite
echar una mirada hacia el futuro. Para entonces la gente
aumentará sin duda. Los peones
se afanarán rítmicamente con la azada
bajo un quemante sol. Algún hombre de lentes
hojeará con tristeza a Marx en un café.
Y en la piedra una pequeña lagartija
alzando la cabeza contemplará pasiva
allá en lo azul
el vuelo de una nave espacial.

Joseph Brodsky (1971)